sábado, 2 de octubre de 2010

Números

Demasiados. Y todos muy buenos. Se me van acumulando y me cuesta organizarlos. Hoy ha salido el sol aunque Córdoba me recibió con frio y lluvia ¡Hasta el abrigo de supernieve que me traje para el Perito Moreno se me quedó corto! La calefacción: encendida.

22 horas de vuelo. Ameno y más corto de lo que pensaba por la compañia, argentino y argentina de edades y situaciones vitales distintas pero acogedores con "la españolita". LLamada a las 6 horas de vuelo: "Se ruega que si alguno de las personas que se encuentra en el pasaje es médico, se comunique con nuestra tripulación". ¡Mira que me lo temía! Allá que fuí. Con mi cafinitrina en el bolsillo. Sí, soy una friki. Aparecí yo  y  6 más. Argentinos todos. 1 hospital a bordo: psiquiatra, pediatra, oftalmóloga...y la "médico de familiar". Nada grave. De hecho, nada para llamar. Pero el señor era un señor mayor-padezco de todo y tomo de todo-sentado en su asiento 33 (muy propio, muy médico) que estaba preocupado porque al subir la maleta al compartimento superior (haciéndose el galante con su esposa) se había hecho daño y tenia el dedo negro. Qué poca emoción. Aunque me temblaron las piernas al oir el reclamo y me alegré de que la emoción fuera poca a 11.000 metros de altura y a más de 3 horas de tierra. Eramos muchos pero me tocó a mí ir. Explicación para quitarle hierro al asunto y, al ir a marcharme, apareció el que faltaba ¡el traumatólogo! Ya estábamos todos. Decidió montar el show en mitad de nuestro jumbo y sus 300 pasajeros. Le pinchó el dedo. Con lo que pilló, no había material. Ni necesidad. Cuestión de criterio.  El mio fue que no corria prisa, que podia esperar (¡no iba a hacer un Sd.Compartimental!).

Continuó el vuelo y continuó aumentando su retraso desde la salida. No llegaba a mi enlace con Córdoba de las 18h. Llegaría a las 11 de la noche a Córdoba. 24 h desde que salí de casa de Olga en Madrid. Aterrizamos, la gente aplaudió. Aliviada y emocionada. El jumbo, esa mole, imponía. Y de hecho, mis temidas turbulencias a la altura de Brasil, fueron un discreto balanceo.

Una cola inmensa en inmigración. Empezó mi buena suerte. En todo el colapso, ya eran las 17h, había tirado la toalla. No llegaba al de las 18. Mi compañero argentino de vuelo, artesano de los mercados medievales, le echó cara por mí y llamó: "Señorita, disculpá, hay una chica acá que tiene el siguiente vuelo a las 18h, ¿no la podrían dejar pasar antes? no va a llegar". Le di las gracias, las primeras, por preguntar por mí. Pero le estuve más agradecida aún cuando, de pronto, cogería el vuelo que tenía planificado, llegaría a las 19h a Córdoba y no me tendría que enfrentar al trámite del taxi y mi miedo a que me engañaran por extranjera. Aerolineas se hacía cargo del retraso y había puesto un microbús para llevarnos a los afectados hasta el otro aeropuerto donde el avión a Córdoba nos esperaría. Ansiedad fuera. Una I (de incertidumbre) menos.

Atravesamos Buenos Aires y su caos. Edificios que rozaban el cielo. La Casa Rosada. Banderas albicelestes. Todos los coches con sus cristales tintados. Flores y limpiacristales en los semáforos. Gente, mucha gente. Colectivos decorados con ganchillo y espejos.

Ya en Aeroparque, caos de nuevo ¿donde tenía que ir? aproveché mi capacidad fisonomista para buscar algún referente del vuelo desde España. Una familia se apiadó de mí. 18:45: última llamada para los pasajeros del vuelo con destino a Córdoba. Otra escena de película. Sara corre que corre por el aeropuerto en busca de la puerta de enlace. Llegué.

Antes de que el vuelo saliera, hablé con Mónica. Primera pata lingüística y ya casi esperada por los de aquí: "Ya he cogido el vuelo". Coger no se dice, Sara :)

En ese momento, ya era de noche y empecé a notar el cansancio. Las preocupaciones pendientes eran menos. Mi alerta fue bajando. Dejando paso al agotamiento. 21h, 4 de la madrugada hora española.

Mónica y su amigo Hernán, también médico, me esperaban con una sonrisa, las llaves de mi apartamento y un kit de supervivencia para al menos desayunar la mañana siguiente. 0% preocupación. Ya he llegado y he llegado bien. Para que durmieran tranquilos en España.

Atravesamos Córdoba y tuve mi 2º contacto con el caos del tráfico. Coches por todas partes y leyes poco escritas. La ley de la jungla. Mejor no haberme traído el carnet. Una inmensidad de calles. Que cambian de nombre en mitad de la recta. Mis ojos no daban a basto para mirar todo lo que quería retener en mi cabeza. Una cabeza que cada vez pesaba más. ¡Qué lejos estaba de casa! Ya hacía 1 día que había empezado mi viaje.

Cenamos algo por ahí, cerca del apartamento y ya, me rendí. El recibimiento fue perfecto: tenía donde dormir, pesos argentinos prestados hasta que pudiera sacar, un móvil para comunicarmte, algo para desayunar. No podía pedir más. Más que una ducha caliente y una buena cama.

Así fue, así comenzó mi viaje. Estoy contenta. Donde quería estar. Y esto no ha hecho más que empezar. Con muchos números que parecía que no cuadraban pero al final, salieron bien las cuentas.

Hoy toca excursión a Carlos Paz, cerca de Córdoba. Está bien haber llegado en fin de semana. Está bien encontrarse con gente tan maja.

5 comentarios:

  1. ya estarás contenta con tener tu incidente aeronaútico, la pena es que fuera tan leve y no hayas podido salir en el telediario de la 1. Veo que manejas muy bien la ¡incertidumbre!, no esperaba menos de ti.
    Que disfrutes con tu nueva experiencia.
    Evelio.

    ResponderEliminar
  2. El traumatólogo le pinchó el dedo por ver si por su intervención le pasaban a primera clase. Recuerda siempre que para no hacer nada hay que saber mucho. Por cierto, prefiero que seas una friki que no que me de un infarto y nadie tenga una cafinitrina ;)
    Buen inicio Dra T!

    ResponderEliminar
  3. Desde San Antonio seguimos tus peripecias argentinas, viviendo y disfrutando contigo todas las experiencias que nos permites compartir en tu blog.
    Quisiéramos que sintieras nuestro caluroso apoyo en todos esos momentos de "incertidumbres" que nos narras.
    ¡Ánimo!.
    Evelio.

    ResponderEliminar
  4. ¡Gracias Evelio y al resto del equipo! un abrazo para todos!

    ResponderEliminar
  5. Me encantan tus aventuras y tu manera de contarlas...sigue compartiendo tus cositas con nosotros.
    Mucha suerte!

    ResponderEliminar